jueves, 15 de octubre de 2009

BIOGRAFÍA, Sonia Kraiselburd, una luchadora infatigable

Sonia Kraiselburd, descendiente de polacos, nació en Argentina en el año 1916.
Su familia se componía de cuatro mujeres y un varón. Todos residentes en Buenos Aires. Sus padres enfermaron siendo muy jovenes, falleciendo con diferencia de unos meses, y dejando huérfanos a los cinco niños.
Sonia y sus hermanos quedaron bajo la tutela de unos parientes lejanos, y obtuvieron una educación muy rígida, haciendo de ellos unos jovenes muy ásperos, con falta de cariño pero de valores firmes.
Pasaron los años y la joven Sonia decide abandonar la capital debido a un fracaso sentimental. Después de presentarse a varias entrevistas de trabajo para instalarse en el interior del país, gana un concurso vacante de dactilógrafa en una estancia "Pampa Tepel" ubicada en el sur, en Esquel, Pcia de Chubut, precisamente en la Patagonia Argentina.
Era la década del cuarenta cuando llega a ese rincón perdido, ignorado, como muchos en esos años.
Su gran dedicación y capacidad la hacen acreedora del cargo de administradora de dicha estancia.
Se desempeñó, además, como secretaria gremial del Centro Empleados de Comercio de la ciudad de Esquel por varios años.
Su característica más apreciada, fue luchar por los derechos de los mapuches, defendiendo causas justas, en las que muchas veces fue resistida. No obstante la crítica, nunca bajó los brazos y cobijó bajo su techo a tres de ellos, adoptándolos y dándoles su apellido. Les brindó el cariño que ella prodigaba, ya que nunca tuvo hijos propios.
Con el transcurso de los años, logró comprar una chacra al pie del Volcán "Nahuel Pan" y la transformó en un pequeño tambo, fuente de trabajo para muchos nativos. La leche producida era distribuída para las familias más necesitadas.
Otra actividad que desarrolló con satisfacción fue la docencia, en la escuela Normal de Esquel.
Ya entrada en años, comienza a estudiar Derecho, que a pesar del gran esfuerzo, (debido a las actividades y una lenta y silenciosa enfermedad) no llegó a terminar.
En el parque de su casa llegaron a acampar decenas de viajeros, muchos de ellos mochileros, que luego de pernoctar allí, se dirigían al "Parque Nacional Los Alerces".
Manejaba con gran destreza una vieja camioneta, y muchas veces trasladó a los visitantes hasta el lago, siempre dispuesta a ofrecer los servicios que, según Sonia, merecían la mejor atención. Tenía una gran visión de lo que fuera turismo y entusiasmaba a los mismos a que volvieran y divulgaran la maravillosa naturaleza que allí se mostraba en todo su esplendor.
Su bella casa se identificaba con el nombre de "Chinchorro" y era muy fácil ubicarla.
Albergó a grandes personalidades como al Dr Favaloro y a Violeta Parra entre otros, dejando estampadas sus firmas y leyendas de reconocimiento a este singular personaje que era Sonia.
En el año 1995, es convocada por una productora de cine nacional, para integrar el elenco de la película "Flores amarillas en la ventana", que fue filmada integramente en la comarca andina.
El 24 de febrero de 1996, cuando aún no había sido estrenado el filme fallece, luego de una penosa agonía a los ochenta años.
La muerte de Sonia Kraiselburd causó gran congoja dentro del círculo amistoso, porque la amaban como era y la respetaban como tal. Sus restos descansan bajo un abeto centenario a la vera de las vías del trencito "la trochita", que pasa al lado del cementerio de Esquel.
Sin duda; esta mujer luchadora, dejó su marca solidaria en la memoria de muchos patagónicos.

martu

Nota del autor: Conocí personalmente a Sonia y dejó pegado en mí, como un abrojo, ese gran amor a la patagonia. Mi homenaje es entonces, plasmar aquí en el blog, un poco de su historia.

martes, 13 de octubre de 2009

FÚTBOL

Pudo ser
un gladiador en la arena
o una corrida de toros.
Pero es domingo
y Argentina.
Unos artistas y unos obreros
se reúnen a conversar
sobre un pelota.
Otros, refugiados en gradas,
abandonan el mundo
durante dos horas
para ejercitarse en la alegría.
De estos
-en grupos, codo a codo-
cada mitad aplaude
el mismo arte que la otra
bajo un color distinto.
Es domingo y un pibe
se inicia en el rito
que habrá de quitarle el sueño
hasta la muerte.
Es domingo
y estalla el cemento
la fiesta de los hombres.

Guillermo Rönnow

Guillermo Rönnow es profesor y apasionado del fútbol. A su libro, Prosas pobres, pertenece este poema.

EL CÓDIGO DE AMOR DE LAS FLORES

El lenguaje de las flores tiene su origen en la sociedad victoriana, cuando debían ocultarse los sentimientos y las efusiones amorosas, debido a estrictas normas sociales.
Cuando era necesario enviar un mensaje a una dama, se le regalaba una flor específica. Si ella la recibía con la mano derecha, su respuesta era "sí"; si la recibía con la izquierda, su contestación era negativa.
Otro tipo de respuesta era el lugar donde la joven llevaba prendida la flor. Si la lucía en el cabello, advertía al enamorado que fuera precavido; cuando la prendía junto al corazón, anunciaba que su amor podía hacerse público.
Éste es el código floral:
* Para denunciar un corazón ardiente, obsequie un tulipán rojo; uno amarillo indicará el fin de los sentimientos.
* Si desea compartir los sentimientos regale una margarita pequeña.
* Cuando desee expresar amor verdadero ofrezca un crisantemo rojo; cuando esté ofendido con los modales de la joven, ofrezca uno amarillo. Si se limpia los labios con un crisantemo después de haber bebido vino, y entrega la flor a su amada, expresará su amor eterno y su fidelidad.
* Para significar que ama y respeta a una joven, obsequie una azucena. Si un enamorado destroza una azucena en público, está amenazando a las mujeres de la familia de su novia.
* La rosa fue siempre símbolo del encanto femenino. Un antiguo hechizo alemán, aconsejaba a las mujeres:
Tome tres rosas; una roja, una blanca y una rosa.
Llévelas cerca de su corazón tres días.
Mójelas en vino, tres días más.
Luego, dé a probar el vino a su amado.
Cuando lo beba, será eternamente suyo.

Cien Hechizos de Amor, Anónimo 1916 ( adaptación)

martes, 6 de octubre de 2009

CAMINITO AL LAGO

En los claros días de verano, allá en el sur, en la patagonia, los días son muy largos.
Recuerdo con nostalgia a mi amiga Manu, que solía acompañarme en mis viajes a Esquel, Pcia de Chubut.
La comarca andina es maravillosa. Nosotras elegíamos el mes de enero para realizar el viaje, porque es el más cálido del año.
Nos despertábamos muy temprano y saboreábamos la jornada comenzando con un desayuno de humeante café cargado, con leche y unas sabrosas tortas fritas recién hechas que comprábamos en la panadería cercana a nuestro hospedaje.
Salíamos dispuestas a hacer el recorrido, serpenteando subidas y bajadas, por ese caminito que nos llevaba hasta el lago, sabiendo que tardaríamos un par de horas en llegar.
Sentíamos la adrenalina recorrer nuestros jovenes cuerpos, llenos de vigor y energía. Además, sabíamos, que ese caminito lo habíamos descubierto nosotras, y eso nos daba una felicidad infantil.
Porque el caminito nos guiaba hacia la meta escogida. Lo sentíamos nuestro amigo. Protegía nuestro andar, nuestras ansias de llegar. ¡Qué formidables aventuras en aquellos verdes años!
Ahora que ha pasado el tiempo, pienso en ese camino y me pregunto:¿siempre estará o se habrá perdido? O, quizá, todavía nos esté esperando.

martu

lunes, 5 de octubre de 2009

ENSAYO SOBRE LA SOLEDAD

Al que elige vivir solo rehuyendo de toda compañía, se le llama ermitaño. ¿Alguien puede criticar esa decisión?
La soledad, desde donde se la analice, tiene sus matices. Si pudiésemos incursionar en la vida de ricos y famosos, nos sorprendería saber de lo solos que están; ni el poder ni el dinero alcanzan para llenar sus espacios vacíos.
¡Cuántas veces nos sentimos solos entre una multitud!
El hombre, aunque no lo manifieste, está buscando la soledad para refugiarse en ella.
Analicemos: el changuito, solo con su majada, vive en la soledad de los valles. Sabemos, acaso, si es infeliz por estar alejado del ruido de las grandes urbes?
Cuando estamos en soledad, tenemos la oportunidad única de calmar nuestros agobios.
Pero el hombre, le tiene miedo al silencio, porque temen enfrentarse a su propia conciencia.
Los grandes líderes de todos los tiempos supieron cultivar el silencio, la reflexión, estando en soledad.
Porque soledad no es la de los picos nevados, ni la de la infinita y dilatada pampa. A la soledad la podemos encontrar dentro nuestro, haciendo un paréntesis en la rutina cotidiana.
Desde el momento que elegimos estar en soledad, la conciencia nos hace ver nuestra vida, las cosas que hacemos mal y nos perjudican.
Porque soledad no es peso, es alivio: no es tortura, es PAZ.

Mercedes B.